Considerar las energías renovables como fuentes de generación para nuestros procesos cotidianos sigue siendo para muchos una realidad no prioritaria y hasta lejana mientras que para otros es una opción absolutamente urgente y profundamente necesaria.
A nivel mundial vemos a diario y expresada de diferentes maneras la preocupación por migrar de las energías provenientes de combustibles fósiles a las energías renovables debido al compromiso de detener o cuando menos mitigar el deterioro ambiental, contribuyendo así con la preservación del planeta y evitando desastres naturales de mayor impacto que los vividos hasta ahora.
El aprobado Acuerdo de París dentro de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP21), fija como objetivos principales:
1. Mantener el aumento de la temperatura del planeta por debajo de los 2°C.
2. Limitar el aumento a 1.5 grados, para disminuir los riesgos y el impacto del cambio climático.
3. Lograr el equilibrio entre las emisiones y absorciones de gases de efecto invernadero.
México, por su parte y con base en el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero (GEI) emitido el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), hasta el 2013 México emitía 665,304.92 Gg de CO2 que representaba para ese momento el 1.4% de las emisiones globales de GEI, provenientes principalmente de los sectores: transporte (26.2%), generación eléctrica (19%), industria (17.3%) y petróleo y gas (12.1%).
Asimismo, nuestro país se comprometió a reducir 22% de las emisiones de gases de efecto invernadero sobre la línea base y 51% de carbono negro para el año 2030.
Con base en lo anterior, tanto la SEMARNAT como el INECC, propusieron iniciar la mitigación a través de diferentes medidas de acción entre las que se consideraban reducir las pérdidas en la red eléctrica, impulsar la eficiencia energética e introducir enérgicamente las tecnologías limpias, entre otras medidas en apoyo a la descarbonización y aprovechamiento de los recursos.
Por parte de la Secretaría de Energía (SENER), en el 2016, se presentaron una serie de documentos que, de aplicarse, colocarían a México en el camino para cumplir con su compromiso ante la COP21. Los documentos y sus objetivos, a continuación:
1. Estrategia de Transición para Promover el Uso de Tecnologías y Combustibles más Limpios
Propone establecer las metas de generación de energías limpias del 35 por ciento al 2024; de 37.7% al 2030 y del 50% de la generación eléctrica total al 2050. En cuanto a las metas de eficiencia energética, se plantea una meta de reducción de la intensidad energética por consumo final para el periodo del 2016 al 2030 del 1.9%; y del 3.7% para el periodo de 2031 a 2050, con un promedio de 2.9%.
2. Programa Nacional para el Aprovechamiento Sustentable de la Energía (borrador)
Establecería nuevos indicadores para el seguimiento de las metas nacionales de eficiencia energética para el pasado período 2016-2018.
3. Programa Especial para la Transición Energética (borrador)
Se establecen objetivos estratégicos para aumentar la capacidad instalada y la generación de energías limpias; expandir y modernizar la infraestructura e incrementar la generación distribuida y almacenamiento; impulsar el desarrollo tecnológico, de talento y cadenas de valor; y democratizar al acceso a las energías limpias.
4. Atlas de Zonas con Alto Potencial de Energías Limpias
Se visualizan las zonas con alto potencial que se encuentran a distancias convenientes de la Red Nacional de Transmisión, así como restricciones territoriales relacionadas con la protección al medio ambiente y el uso del suelo. Dicho Atlas favorecería a las futuras inversiones, así como a la planeación de las redes de transmisión y distribución en el país.
Hoy, en pleno 2020 y faltando 4 años para nuestro cumplimiento del 35% de generación de energías limpias ¿Cómo vamos?, ¿realmente estamos cumpliéndonos a nosotros mismos como país y estamos siendo responsables con el compromiso adquirido a nivel mundial para tener un planeta mucho más sostenible?
La pandemia nos deja una lección que destaca entre muchas otras y es que individualmente no podemos lograr los grandes cambios ni podemos hacerle frente, mucho menos vencer lo intangible, lo incomprensible o lo colectivamente peligroso sino uniendo fuerzas, siendo humildes y solidarios con el hermano, sea donde sea que esté, porque quedó demostrado que ni las distancias ni las fronteras existen ante una misma circunstancia.
La pregunta es actualmente en nuestro país ¿dirigentes, empresarios, profesionales, ciudadano común, estamos conscientes de nuestro compromiso ante el mundo?, ¿estamos dispuestos a asumirlo y sí así fuera, estamos juntos para lograrlo, dejando de lado intereses personales, tintes políticos o ambiciones personales? …a veces y muy tristemente pareciera que no.
¿Qué esperamos para madurar como sociedad y hacerle frente a una situación que hace mella cada día y que heredarán nuestros hijos y nietos? ¿Por cuánto más tiempo seguiremos dejándole la responsabilidad al que viene, sea quien sea, y tenga el rol que tenga?
Apuntar hoy por hoy a las energías convencionales altamente contaminantes, es un acto cruel e inhumano que sólo enaltece el ego y resulta beneficioso dependiendo el cristal -empañado- con el que se mire, pero tenemos que dejar la visión cortoplacista y medir conscientemente las consecuencias de cada decisión, entender que esto no tiene que ver con un “mientras tanto” o “por ahora”, que no hay aprovechamiento de recursos cuándo éstos destruyen lo más preciado, nuestra vida, las comunidades, la biodiversidad y el mundo que habitamos.
Estamos en el apocalíptico punto de no retorno en el que escoger la vida por encima del poder, es lo que definirá lo que está por escribirse en nuestra historia como país y como humanidad.
Autor: Vanessa Ferrer
Dirección de Comercialización Corporativa
Zettra Tech
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